Cuando aceptamos a Jesús en nuestras vidas como Señor y salvador, estamos aceptando que venga a nuestros corazones, mentes, emociones, voluntades, intelecto, rindiendo toda corona a sus pies en humildad y mansedumbre, rendido todo conocimiento humano a la supremacía de Su saber, es porque finalmente entendemos que cuando los pensamientos fluyen libremente, termina la mente cediendo a los problemas con impotencia dando vueltas encerrada y estéril perdiendo fuerzas y energía.
Jesús nos recuerda hoy que estamos en construcción porque así lo decidimos para renovar nuestra mente y concentrarnos en Su Presencia, Su Luz admirable, Su claridad potente, poderosa -sobrenatural- ¡buscando más de su fuerza!, ¡buscando más de Él! Buscando siempre la luz de su rostro para encontrarlo en cada detalle del día a día -en lo exterior y en lo interior- sensibles a Su Presencia en amor, mansedumbre y humildad; que él se encargará, nos sorprenderá con soluciones admirables.
Él está siempre presente en nuestros espíritus para discernir la voluntad de Dios en la plenitud de una vida hermosa, satisfactoria y perfecta a sus ojos. Transformado interiormente por el Espíritu Santo a través de una reforma total de tu forma de pensar.
Romanos 12:2; Salmos 105:4 TPT
Libro de referencia: Jesús te llama, Sarah Young
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