Son momentos de quietud con Jesús, con Su Espíritu Santo, que trascienden el tiempo logrando que Su amor nos envuelva en lo radiante de Su gloria; qué tesoro mayor y poderoso tenemos a nuestro alcance a través de la sangre que derramó en la cruz.
Ahora el sacrificio nos corresponde; el sacrificio de nuestro tiempo y voluntad de querer estar en el allí de Dios adorándole, entregándole la intimidad de nuestra relación permitiendo que nos transforme desde adentro hacia afuera; para que seamos lo que Él quiere que seamos.
Prepárate para ser transformado y ver con qué abundancia nos bendice; te bendice a ti y a nuestros seres queridos. Es cuestión de dejarle hacer su parte manteniendo nuestra concentración en Él – que todo lo puede- para que haga su trabajdo creativo en cada uno, sin resistirnos ni tratar de acelerar procesos; solo tomar Su mano y disfrutar la vida a Su ritmo.
Me sostienes de mi mano derecha. Me guías con tu sabiduría secreta. ¡Y seguirte me lleva a tu brillo y gloria! Todos podemos acercarnos a él con el velo quitado de nuestros rostros. Y sin velo todos nos convertimos en espejos que reflejan brillantemente la gloria del Señor Jesús.
Hebreos 13:15; 2 Corintios 3:18; Salmos 73:23-24 TPT
Libro de referencia: Jesús te llama, Sarah Young.
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